No madure que se pudre

Por Olgahelena Fernández
Periodista

A raíz de los 18 años de vida que cumple nuestro adorado periódico, sin querer,  terminé elucubrando sobre la  llegada a la vida adulta, la madurez y la sabiduría.

Si  de algo tuve ganas en mi infancia fue de cumplir 18 años. Llegar a la mayoría  de edad significaba poder votar, manejar, tomar trago, tener cédula, poder firmar contratos, tomar decisiones médicas propias… En fin, poder decirles a los papás: «Yo ya soy adulta, no me pueden obligar a hacer lo que ustedes quieran».

Así que una vez que lo logré –como si envejecer fuera un logro– lo disfruté. Estaba convencida de que la vida sería genial y mis elecciones, tomadas con mi «increíble sabiduría», serían siempre las correctas.

¡Qué bruta!  Al poco tiempo me di cuenta de que estaba a años luz de conseguir algo de sensatez y que casi todas las decisiones que tomaba eran malas (o lo peor…les preguntaba a mis papás qué hacer ante cualquier tema importante), pero me dije: «Bueno, sólo tengo 20 años. Seguramente, los que se inventaron que a los 18  uno es adulto, se equivocaron. Con toda certeza en un lustro seré más madura que aguacate de esquina».

A los 30, ya con un trabajo serio y de mucha responsabilidad, creí que me las sabía todas, pero rápidamente llegaron los 40 y me di cuenta de que en la  anterior década también había sido una boba de mente estrecha y sin nada de mundo. Pensé: «Ahora, cuarentona, tengo claro de qué se trata la vida».

Lo malo fue que llegué a los 50 y en ese momento entendí que cada vez que usaba el retrovisor veía con horror lo tonta que había sido antes. Ahora me pregunto: ¿será que a los 80 voy a pensar que a los 70 era necia y majadera? Probablemente sí.  Permanentemente voy a sentir que me falta mucho por aprender y que siempre estaré a años luz de la madurez emocional.(porque la física es fácil de descubrir, basta con mirarse al espejo).

Pero si uno siempre está en proceso de aprender y cree que antes fue un insensato,  la duda obvia es: ¿qué es ser maduro?
Le pregunté a mi amigo, el diccionario. Esto dice: «Estado de desarrollo completo, tanto físico como mental,  de una persona, animal o vegetal».

Permanentemente voy a sentir que me falta
mucho por aprender y que siempre
estaré a años luz
de la madurez emocional

¡Qué desastre! Tengo más claro cuando  está maduro un aguacate que un humano. Me va a tocar cambiar de diccionario; quiero uno que me de certezas, no que me cree más dudas.
¿Será que la inteligencia es sinónimo de madurez? 

¿Todo adulto es reflexivo? ¿Las personas serias son más maduras que las desenfadadas? ¿Será que la gente finge ser seria para no parecer frívolo o superficial? ¿Podría ser que la supuesta madurez está sobrevalorada?
¿La gente querrá aparentar ser profunda  para presumir sabiduría?

¿Por qué los jóvenes creen que son super maduros –aunque no lo sean– y los más viejos creemos que nunca maduramos y que seguimos igualitos a cuando estábamos en el colegio?

Si la sensatez, la responsabilidad, la dignidad y la prudencia la dan los años, ¿un joven nunca podrá tener esas características?
¿Las personas solemnes son más dignas?
¿Es más respetable alguien ceremonioso que informal?

Pero el hecho de que yo no sepa explicar qué significa ser maduro no quiere decir que los demás no lo entiendan. Acá van algunas de las respuestas que encontré entre jóvenes de 24 a 27 años cuando les pregunté al respecto.

  • Hacer las cosas correctas a pesar de que no sean de mi agrado.
  • Comprender el mundo real, en vez de vivir en el ficticio.
  • Aprender de mis propios errores del pasado para tener un  futuro mejor.

La misma pregunta se las hice a personas mayores de 50.

  • No es que uno se convierta en  sabio; lo que pasa es que  se vuelve más justo en sus apreciaciones.
  • Es saber qué quiero y cómo lo quiero. Es decidir qué tolero y qué no.
  • La madurez es lo que a uno le pasa cinco minutos antes de podrirse.
  • En el día a día, la madurez es entender que el orden es importante, la comida chatarra no es una opción y hacer ejercicio es una obligación.
  • Entender que nadie es superior a otro porque piense distinto.
  • Es tomar decisiones con la razón y no con la pasión. 
  • Invertir toda mi energía en problemas graves y no desgastarme con pequeñeces.
  • Luchar por mis principios aunque a los demás les parezca una perdedera de tiempo.

 No tengo idea si al final de cuentas ser adulto significa ser maduro.. o si ser maduro es sinónimo de ser sensato, o si ser sensato va de la mano de la prudencia…En fin, no sé nada. Solo sé que Un Pasquín llega a su mayoría de  edad y como no es un aguacate, no se va a podrir.